POSTURA Y SÍNDROME CRUZADO ANTERIOR

POSTURA Y SÍNDROME CRUZADO ANTERIOR

El área de comunicación, y contacto, con el mundo por parte del Ser Humano está, puramente, por delante de nosotros: comemos, damos abrazos, vemos la televisión, hacemos deporte, estudiamos con el rostro por delante. Hasta aquí todo parece obvio y evidente, pero si lo miramos con mayor análisis, nos daremos cuenta que todos los músculos implicados en esas acciones "delanteras" van a tender a desarrollarse más si no "contrarrestamos" dichas acciones ¿Cómo?, sencillo: activando y/o dando protagonismo a la musculatura posterior, que en este caso quedará en un mayor sobreestiramiento. Sin olvidarnos de trabajar en estiramiento todo el compendio de musculos anteriores.

 ¿Cuáles son las consecuencias de esta sobreactivación de la cadena muscular anterior? La aparición del "síndrome cruzado anterior", o con otras palabras, la presencia de una serie de signos que se manifiestan por la sobreactivación de esta cadena. El primer signo será una modificación evidente de la postura, la cual, será visible en el plano lateral. Se podrá observar cómo los hombros se adelantan (debido a un acortamiento del pectoral mayor) hacia anterior y rotan hacia interno; el segundo signo será un acortamiento del músculo recto abdominal, que favorecerá un aumento de la cifosis dorsal (o mejor dicho: una tendencia hacia la cifósis); el último signo, y quizás el más característico, sería el del aumento (o consolidación) de la hiperlordosis cervical, debido al acortamiento del recto abdominal, la cervical deberá compensar para orientar la visión en la horizontal del espacio. Todos estos cambios generan una suerte de descompensaciones musculoesqueléticas que se distrubuyen por todo el cuerpo, generando el concepto de "síndrome cruzado anterior". El abordaje del "síndrome cruzado anterior" se puede empezar paliando la sintomatología propia de los músculos que están en estado de acortamiento permanente: trapecio superior, esternocleidomastoideo, escalenos, diafragma, pectoral mayor y menor, recto anterior, etc. 

Además, de valorar la movilidad pélvica en su estado de dinamismo. Al fin y al cabo, la "liberación" de la pelvis en sus movimientos de anteversión y retroversión permitirá al tronco "reconocer" más patrones posibles de movimiento, que a su vez, permitirá a la dorsal y cervical liberarse de esa constricción provocada por una posible inmovilidad de la pelvis. A posteriori, habría que incentivar al paciente a que continuara en casa los movimientos de la pelvis, para que el abordaje de la segunda sesión tuviera ya muchos puntos a nuestro favor. En la segunda cita, sería necesario trabajar la flexibilización de la columna dorsal, que será siempre la "ganadora" en el duelo que salde con la columna cervical (la cervical siempre quedará supeditada a la dorsal). Para ello contamos con una diversa gama de ejercicios de pilates para darle flexibilidad a la dorsal. La dorsal no "cambiará" de forma, pero sí que conseguiremos que en vez de que se "estructure", se convierta en "funcional". Es decir, que reconozca otras posibilidad de movimiento y se incorpore ante las demandas cinéticas del cuerpo. 

En la tercera sesión habría que incorporar el trabajo activo sobre el diafragma. Los pacientes que presentan dicho síndrome suelen tener un proceso inspiratorio poco funcional. La incorporación del diafragma de forma solvente y la participación activa de las últimas costillas será primordial para sumar a nuestro favor y seguir luchando contra este síndrome. La base troncal del tratamiento contra el "síndrome cruzado anterior" será lo mencionado anteriormente en este orden: abordaje de la musculatura acortada, flexibilización de la columna dorsal, activación de la musculatura sobreestirada e incorporación del diafragma en el proceso inspiratorio. Todo ello formará una secuencia íntegra y global para obtener resultados positivos.